Arreglando Bicicletas. Luís una Historia de Vida.

Luis y su taller, la vida entre bicicletas y recuerdos

Pehuajó, como muchos pueblos, guarda historias que se entretejen en las esquinas, en los talleres, y en las charlas casuales que suceden en las calles. Esta vez, Osvaldo Piñeiro nos lleva a conocer a Luis, un reparador de bicicletas con un pasado lleno de trabajo, esfuerzo y conexiones entrañables.

En la calle Estrada 655, un pequeño taller brilla no por su lujo, sino por la humildad y el espíritu del hombre que lo mantiene vivo. Luis, de 77 años, tiene las manos marcadas por años de labor, primero en el campo y ahora entre herramientas y bicicletas. Nacido en Nueva Plata, este hombre aprendió desde muy joven lo que significa el trabajo duro: comenzó a trabajar en una estancia con tan solo 13 años, desempeñando un poco de todo, desde cocinero hasta mecánico.

Luis no vino a Pehuajó por elección inicial; fue la vida la que lo trajo aquí. “Por los chicos y por estudiar”, comenta entre risas mientras ajusta una rueda. Dejó Nueva Plata, pero no la nostalgia de los campos abiertos y las historias que lo formaron. Aún recuerda cómo su familia, trabajadores del campo, marcó su juventud con valores de dedicación y humildad.

Hoy, aunque jubilado, Luis sigue activo. En su taller, las bicicletas son mucho más que piezas metálicas; son recuerdos que arregla para su comunidad. Su clientela lo conoce, no solo por su habilidad para devolver la vida a los vehículos, sino por su conversación amable y su disposición para escuchar. “Si me quedo sentado, me aburro”, dice con una sonrisa que deja ver el brillo de alguien que todavía disfruta creando algo útil para otros.

Luis también es padre y abuelo, y aunque sus días están marcados por el ritmo del trabajo y las visitas ocasionales de clientes, no olvida nunca su conexión con Nueva Plata. “Siempre trabajando desde los 13 años”, repite, no como una queja, sino como una afirmación de orgullo. En su pequeño taller, no solo se reparan bicicletas, también se construyen pequeñas historias, como la suya, que viajan con cada rueda que vuelve a girar.

Conocer a Luis es recordar que detrás de cada puerta hay una historia lista para ser escuchada, que las personas como él son las que dan vida a las comunidades. Mientras tanto, el taller en Estrada 655 sigue recibiendo visitantes, y Luis, con sus herramientas y sus historias, continúa marcando su camino.

¿No es reconfortante pensar que, en cada rincón, hay alguien como Luis que combina trabajo y humanidad para mejorar la vida de los demás? 😊