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Del sueño de volar al negocio del narco: cómo las avionetas siguen marcando rutas del tráfico en Sudamérica

Jóvenes pilotos en sudamérica: ruedas de repuesto de la narco-aviación. Desde Bolivia hasta el corazón agrícola de Argentina, la historia se repite. Jóvenes pilotos reclutados, avionetas ligeras y rutas clandestinas que conectan los Andes con el Río de la Plata. Un fenómeno que Univision Noticias advirtió hace casi una década y que hoy vuelve a emerger en los campos de Salta y Santa Fe.

12/11/2025Pedro MassolaPedro Massola

En menos de un mes, dos avionetas cargadas con cocaína fueron halladas en territorio argentino: una cayó el 20 de octubre en Salta, y otra, el 11 de noviembre, fue encontrada abandonada en un camino rural de Arequito, en el sur santafesino.
Ambos hechos, separados por más de mil kilómetros, comparten un patrón: vuelos clandestinos, pistas improvisadas y una red logística que se extiende desde Bolivia hasta el centro del país.

Este modelo no es nuevo. Ya en 2017, una investigación de Univision Noticias, realizada por el periodista Gerardo Reyes para el ciclo Univision Investiga, advertía que los carteles del narcotráfico reclutaban jóvenes pilotos en escuelas de aviación de Sudamérica, especialmente en Bolivia, Perú y Colombia.
Los reporteros descubrieron que aspirantes de 20 años o recién egresados eran seducidos por intermediarios que les prometían grandes ingresos a cambio de realizar vuelos cortos hacia países vecinos.
El pago estimado oscilaba entre 15.000 y 20.000 dólares por vuelo, según confirmó entonces el director de Antinarcóticos de Bolivia.

Reclutamiento y negocio aéreo

El informe de 2017 señalaba que en ciudades como Santa Cruz de la Sierra, donde funcionaban trece escuelas de vuelo, los reclutadores actuaban abiertamente. Los jóvenes, movidos por el deseo de independencia económica, eran el blanco perfecto.
“Es muy fácil corromper a un muchacho de 20 años que acaba de obtener su licencia”, decía uno de los instructores entrevistados por Reyes. “Se los tienta con dinero, estatus y la idea de éxito inmediato”.

En ese mismo trabajo, se denunciaba que Bolivia funcionaba como un gran portaaviones de Sudamérica, despachando droga hacia Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela mediante avionetas ligeras compradas en Estados Unidos.
El tráfico de aeronaves, subrayaba el reportaje, carecía de controles eficaces: “Es más fácil comprar un avión que un automóvil”, reconocía un instructor de aviación en Miami, donde algunos intermediarios exportaban decenas de avionetas sin verificar su destino.

Las nuevas rutas y el regreso del patrón

Ocho años después, los recientes hallazgos en Salta y Arequito reactivan las alarmas sobre la persistencia de esas rutas.
Ambos casos muestran un mismo mecanismo operativo: aviones livianos, desprovistos de matrícula visible, vuelos nocturnos y tripulaciones ausentes al momento del hallazgo.
El diputado santafesino Carlos del Frade, especializado en investigar estructuras narco-criminales, advirtió que “no son episodios aislados, sino parte de rutas establecidas que conectan el norte del país con el sur de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires”.

Los investigadores federales analizan si las avionetas ingresaron desde Bolivia o Paraguay, utilizando corredores aéreos sin control radar, tal como lo anticipaba Univision hace casi una década. En aquel entonces, las autoridades bolivianas habían prometido la instalación de 13 radares franceses para reforzar la vigilancia. Sin embargo, especialistas regionales aseguran que la cobertura sigue siendo insuficiente y que las aeronaves ligeras continúan cruzando las fronteras con relativa facilidad.

De la ilusión al riesgo

El documental de Univision también retrataba el drama de los padres que perdieron contacto con sus hijos tras aceptar “ofertas laborales” vinculadas al transporte aéreo en zonas selváticas. “Les pintaron pajaritos en el aire”, relataba una madre boliviana, convencida de que su hijo había sido secuestrado o desaparecido durante una operación clandestina.

Esa historia parece repetirse en cada caída de avioneta: detrás de cada vuelo ilegal hay un piloto, muchas veces joven, tentado por la posibilidad de ganar en una hora lo que un profesional promedio tarda años en reunir.
El riesgo, como siempre, es extremo: prisión, desaparición o muerte.

Un espejo que vuelve a reflejarse

Los recientes hallazgos en Argentina, sumados a los informes de inteligencia en la región, muestran que las rutas del narcotráfico aéreo no se extinguieron; mutaron.
El método sigue siendo el mismo: avionetas livianas, combustible barato, campos improvisados y pilotos que buscan una salida rápida a su precariedad económica.
El mapa, también, parece el mismo que Univision Noticias trazó hace ocho años: de los Andes a la Pampa, con escala en el dinero fácil.

Machado, un caso paradigmático 

Gustavo Machado fue detenido tras un operativo conjunto entre fuerzas federales argentinas y paraguayas. Transportaba cientos de kilos de cocaína en una avioneta liviana. En su declaración judicial, reconoció haber realizado varios vuelos “por encargo”, motivado —dijo— por “problemas económicos y la falta de trabajo estable”.

La historia de Gustavo Machado, piloto argentino condenado por transportar cocaína desde Paraguay hacia Argentina, resume con precisión quirúrgica el fenómeno que Univision Noticias expuso hace ocho años: la transformación de la aviación civil en una vía estratégica del narcotráfico regional.
Machado, un profesional formado en academias legales, terminó involucrado en operaciones clandestinas donde el aire reemplaza a la ruta y la pista improvisada sustituye al aeropuerto.

Machado no actuó solo. La causa judicial que lo condenó describe una red logística con mecánicos, proveedores de combustible, dueños de hangares y operadores de pista, todos con roles precisos. Esa estructura, que combina legalidad aparente con funcionalidad criminal, replica los esquemas de las “narcoescuelas” que el informe televisivo detectó en Bolivia: academias donde los futuros pilotos se forman con sueños legítimos, pero terminan captados por intermediarios del crimen organizado.

La falta de trazabilidad también aparece en las causas argentinas. En varios decomisos —incluido el caso Machado— las aeronaves no tenían matrícula visible o presentaban documentación adulterada, lo que dificulta rastrear su origen y propiedad.

Expertos en seguridad aérea señalan que la región aún carece de un sistema integrado de control transfronterizo que permita identificar las rutas de vuelo irregulares. “Cada país vigila su cielo por separado, pero el narcotráfico vuela sin fronteras”, resume un investigador judicial argentino.

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